sábado, 27 de julio de 2019

Ciao, Pino

Mi vida alejada del mundo del cómic como profesional me ha mantenido desconectado de muchas cosas.
Quizá el mejor momento de mi vida fue cuando pude escribir el guión para Pino Rinaldi de Conan il Conquistatore #1.
Hoy, por una de esas casualidades del destino, descubro que Pino nos dejó el abril del año pasado.
Y duele.
Mucho.

Siempre me quedará un último encuentro pendiente con Pino.
No se puede imaginar nadie la ilusión con la que acometimos ese proyecto.


Nuestra cita tendrá que esperar un poco más de lo deseado, pero que sepas que nunca dejaré de gritar mi eterno agradecimiento por todo.

Dejé de escribir por un momento y...

Recuerdo que hace una o dos semanas, alguien pidió un consejo en uno de los grupos en los que estoy suscrito de alguna red social. Esa persona quería (quiere) aventurarse a escribir una historia y nos dijo que cualquier sugerencia o consejo sería bien recibido.

  Mi consejo fue que, antes de narrar la historia, conociera a los personajes. Para ello, le sugerí que "hablara" con ellos, que mantuviera una conversación imaginaria hasta que llegara a conocerlos lo bastante como para saber cómo actuarían en cada caso. De ese modo, todo cobraría más consistencia a la hora de explicar la aventura que quisiera escribir.

  Eso mismo lo aplico siempre que puedo y tengo el tiempo y la cabeza para ello, y así es en el caso que os cuento hoy.

  Hace unos meses, recibí el encargo de una historia que me hacía especial ilusión escribir (y eso que ya tengo dos novelas a medias). No pude resistirme y escribí un primer capítulo del que estoy bastante contento. Pero, claro, ese capítulo es la rampa de lanzamiento de la historia, así que puse pausa y me puse a documentarme sobre ciertos aspectos de la Europa del siglo XVI.

  Tal como vaticinó hace décadas Isaac Asimov en una entrevista, la magia de poder acceder a la información nos beneficia en que, además de documentarte, estudias y aprendes, y además con cierta pasión.

  A medida que he ido creando personajes y situaciones, la historia se ha enriquecido una barbaridad hasta el punto que desconozco qué extensión final puede tener. Pero el caso es que empiezas a buscar una referencia para un personaje y surge toda una historia que sientes que no puede faltar en tu novela. Y así con otro personaje, y con otra localidad, y con... ¡todo!

  En momentos así, recuerdo algún consejo que me han dado en ocasiones: hay que saber disfrutar del viaje en el que te sumerges cuando inicias algo así.

  Hoy en concreto, tuve un momento en el que desbloqueé una parte de la historia. Necesitaba "conocer" a dos personajes concretos, y tal ha sido la experiencia que no he podido evitar realizar un boceto. Paradójicamente, no es el boceto de ninguno de estos dos personajes, pero necesitaba visualizarlo, a pesar de que dibujo horriblemente.

  Cuando he terminado, me he dado cuenta de la leve mueca de sonrisa de ese rostro y me he dicho "es verdad: lo vamos a pasar genial".