domingo, 29 de marzo de 2020

El esfuerzo de iniciar una nueva novela

  En realidad no se trata de una "nueva" novela, sino de retomar algo que inicié hace más de un año.
  Comenzó con una historia corta que, a fecha de hoy, ya no es tan corta y, además, será parte de una novela más extensa de lo que había imaginado en un principio.
  Los personajes maduraron solos en mis cuadernos de notas y cobraron esa consistencia que les lleva incluso a tomar las riendas de la historia más allá de lo que imaginé.
  A raíz de ello, surgió un relato corto. Y de nuevo, ese relato pasó a convertirse en parte de esa novela que cada día iba cobrando más consistencia.
Pero faltaba todavía un par de pasos más.
  El primer paso era una historia de inicio que fuera una de esas entradas en la que consigues que el lector sepa que el ritmo va a ser incesante a lo largo de todos y cada uno de los capítulos y actos. Una invitación con fuerza.

  Tardé un tiempo en conseguir una idea que fuera válida. Para ello, deseché opciones mil. Incluso, como consecuencia de ello, me sumergí en las historias previas y amplié, retoqué y (espero) mejoré lo ya narrado. Y, afortunadamente, la musa se comportó bien y conseguí una idea que consideré válida para ser el inicio de la novela. Muy válida.

  Pero llegó un cambio importante. Nos vimos todos obligados a vivir de un modo distinto y tanto proyectos en marcha, trabajo y el día a día en general cambió. Y lo que parecía ser una situación distinta pero que no debía interferir en algo como sentarte a escribir, influyó para mal: me costaba horrores plantarme ante la página en blanco y arrancar lo que ya era una historia que estaba en mi mente y en mis notas.

  Hoy, domingo 29 de marzo de 2020, he roto el "maleficio" que me atenazaba. Una nueva demostración de que todos somos capaces de sobreponernos a circunstancias difíciles como las de estas fechas.
  Y no solo se ha roto el maleficio. No he "cumplimentado expediente", sino que ciertamente he disfrutado de esas apenas seiscientas palabras que dan inicio a toda una amalgama de ideas.
  Habrá más momentos de pausas con incertidumbre, por supuesto, pero que sepa el Diablo que volveré a vencerle una y otra vez, por muy pelmazo que sea.

  Dicho esto, quiero que estas palabras también sean de aliento para todos aquellos colegas que, con más frecuencia de lo que se puede imaginar la gente, también se sienten frenados de algún modo para seguir escribiendo en algún momento. Más de dos y de tres personas me han comentado algo parecido en las pasadas semanas.
  Es algo humano y pasajero. Pero el poder de la imaginación y la inspiración son armas demasiado poderosas como para no vencer esta batalla.

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