martes, 25 de julio de 2017

La mente es como un laberinto: la salida está en tu imaginación

Publicado originalmente el 20-07-2017



El título de este post es en realidad una frase que inventé como complemento al título "Dentro del laberinto", mi anterior blog de la desaparecida plataforma virtual "La Coctelera", y en parte tiene que ver con lo que explico a continuación.
Es curioso cómo funciona la mente que, juguetona ella, puede traicionarnos con extraños quiebros de cintura. Y es que por mucho que pasan los años, uno no deja de aprender y de conocerse mejor.
Hoy he vuelto a experimentar todo ello. A pesar de que escribas, repases y corrijas, conviene seguir unas fases que coinciden con lo que leí en aquel libro de Stephen King titulado "Mientras escribo".
Lo cierto es que esa lectura no me descubrió nada que no supiera de antemano o que ya practicara en el pasado tanto con escritos propios como ajenos. La diferencia estriba en que en ese libro se sugiere ordenar todo en procesos lógicos de redacción y revisión. Y no he respetado esa técnica a pesar de creer lo contrario.
Tal como digo al principio, mi mente me ha traicionado y ha combinado ímpetu con exceso de confianza en dosis letales.Y aún así, una pequeña voz en algún rincón de mi cerebro ya me advertía de mi error. Ya no es una cuestión de bajar la guardia, pues con más timidez y modestia no puedo afrontarlo. Se trata de hacer las cosas bien y a veces uno solo no es suficiente para conseguirlo.
En este día descubro que vuelvo a ser afortunado. Y mucho. Esto va más más allá de ese libro de Stephen King y de aquella experiencia que comenté de cierto editor años atrás.
Efectivamente, mi trabajo no está bien terminado. Está inacabado. Pero lejos de sentir decepción, me lleno de nueva ilusión y ganas, porque de esto solo puede salir algo bueno. Y sobre todo, siento un agradecimiento infinito por el trato tan amable como profesional que he recibido hoy y que me recuerda cierta anécdota de Peter David. Me refiero a una de sus columnas aparecida con el título genérico "But I digress..." y que pude leer gracias a un libro recopilatorio de Dolmen Editorial. Por ello, la portada de esa publicación ilustra este texto.
Peter David es un afamado guionista y escritor que compagina su trabajo con una afición tremenda por todo lo relacionado con Star Trek.
Tiempo atrás, a este autor llegó uno de sus encargos más soñados: escribir por primera vez una novela de Star Trek. Se puso manos a la obra y puso ilusión y empeño como nunca.
Recuerdo que en aquella columna comentaba que el proceso de trabajo indicado por el editor consistía en entregar una serie de capítulos por avanzado, así como un resumen de la historia, pero igual me equivoco (quizá han pasado tranquilamente veinte años desde que lo leí). El caso es que terminó su trabajo, lo revisó con cariño y lo envió a su editor.
La respuesta tardó un poco en llegar, pero llegó. Nervioso, leyó el primer comentario que para su alegría le confirmaba que su novela gustaba mucho. A continuación de esa afortunada noticia, Peter David recibía una generosa cantidad de folios con correcciones de todo tipo que lo dejaron pasmado.
Actualmente, Peter David ha escrito unas cuarenta novelas de Star Trek. Y las que vendrán.
Ya me gustaría a mí ser Peter David, pero no dejo de soñar con ilusión en vivir lo mismo a una escala menor.
¡Diablos, que me siento como un adolescente!

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