sábado, 11 de abril de 2020

Cosas que haces en estos días de confinamiento responsable (Parte 2) - Viejas sagas Cinematográficas de Artes Marciales

Portada de la edición de Selecta Vision
Jet Li pone cara de pillín mientras juega
con el palito.
Tras ver "Érase una vez en China", me decidí a ver su segunda parte, cuya fecha de estreno fue en 1992 (solo un año más tarde que su predecesora).
Solo por ese motivo —iluso de mí—, pensé que esta nueva entrega sería bastante similar a la primera.
En fin, os lo explico:
De nuevo, Jet Li se pone en la piel del maestro de artes marciales Wong Fei Hung y comienza la acción, pero todo ha cambiado bastante. El protagonista sigue en compañía de su prima. Ambos van acompañados por un nuevo personaje secundario, torpe, payaso y buen luchador. Pero todos aquellos otros compañeros secundarios y seguidores del maestro que conocimos en la entrega anterior no aparecen en esta película por ningún lado, cuando precisamente formaban parte de aquello que engrandecía la historia. Y el principal error de esta segunda entrega está, a mi modo de ver, en prescindir de ellos.
La aventura en sí para esta segunda entrega es casi inexistente y se fundamente en la secta del Loto Blanco. Mi decepción es grande, pues imaginaba una seca poderosa, con guerreros parecidos a los de La Mano en Daredevil. Pero la película adolece de guión, de una base sobre la que se sostenga la historia. De hecho, llegas al final sin tener claro qué ha sucedido. Se inserta la figura de un grupo de niños que precisan ayuda de tal forma que parece que se haya incluido esa parte con calzador para rellenar un poco la historia, así como un trasfondo político de una resistencia en la sombra. Pero se hace de tal modo que es como si esa parte de la historia no existiera.
Carátula de la edición de Manga Films,
unas cuantos años antes de que
Selecta Vision cogiera el testigo.
Cabe pues agradecer el buen arte de Jet Li en sus peleas, pues llega un punto en que tienes la sensación de estar asistiendo exclusivamente a un catálogo de golpes, patadas y saltos sin que importe el motivo.
Hay dos combates destacados al final de la historia, tal como sucediera en la primera entrega. El primero es ciertamente ridículo y con un exceso de escenas con los típicos cables invisibles, aquí empleados en sostener una imposible pirámide de mesas en pleno combate.
El segundo es un combate donde principalmente se usa lanza de bambú, aunque al final se emplea un trapo mojado y enrollado del que al mismo inicio de la película ya se hace un avance.
Así pues, tras la experiencia aceptable y agradable de la primera entrega, esta segunda película 
desinfla por completo mi ímpetu devorador de las seis entregas, pues el chasco ha sido importante.
No digo que no vaya a ver la tercera parte, pero si tras la primera no tarde ni un día en ver la siguiente, ahora tardaré un poco en animarme a poner en mi pantalla a Jet Li como Wong Fei Hung.
Así que se me ocurre algo para seguir revisando sagas añejas de artes marciales.  Por ejemplo, ¿cómo se llamaba aquella saga de piratas que protagonizaba Jackie Chan?



Trailer de Érase una vez en China 2, de Selecta Visión.


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